Wednesday, March 27, 2024

Segundo impacto de TITAN TO TACHYONS

 



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Llega un poco tarde – o bastante – esta reseña, pero al final llega: se trata de nuestra apreciación de “Vonals”, segundo disco del colectivo de música avant-metal-progresiva TITAN TO TACHYONS que es liderado por la virtuosa guitarrista de origen neozelandés Sally Gates y que se completa con otros genios, a la sazón, Trevor Dunn [bajo], Matt Hollenberg [bajo de 6 cuerdas] y Kenny Grohowski [batería]. Nombres vinculados a JOHN ZORN, MR. BUNGLE, FANTÔMAS, AHLECHAUTISTAS, BRAND X, PAKT, SECRET CHIEFS 3, TOMAHWAK, etc. El disco en cuestión se publicó en setiembre del año 2022 por vía del sello Tzadik. Gates fungió de productora para este disco que se registró entre el 27 y el 30 de junio, siendo mezclado entre el 4 y el 8 de julio de ese año 2022, en The Thousand Caves (Queens, Nueva York). TITAN TO TACHYONS inició sus días como un trío y llevó a cabo un impresionante debut con el disco “Cactides” del año 2020, una exhibición de música vitalista donde se exploraba creativamente las confluencias entre el metal experimental y el jazz-rock contemporáneo posmoderno, algo que se intensifica en su eclecticismo ahora que este segundo disco es gestado por un cuarteto. Veamos ahora los detalles del repertorio de “Vonals”.
 

Durando poco más de 8 ½ minutos, ‘Neutron Wrangler’ abre el álbum con una metralla rockera que impone su presencia desde el punto de partida con un talante traviesamente surrealista, casi como si se fusionaran los paradigmas de DON CABALLERO (dos primeros álbumes) y CYNIC (primer álbum) bajo la guía de FRANK ZAPPA. La ingeniería enrevesada que se va mostrando abre espacios para que los músicos refuercen continuamente la amalgama de sus muy complejas interacciones, habiendo algunos momentos estratégicos en los que la primera guitarra y la batería operan como columnas multiformes del ensamble íntegro. Poco antes de llegar a la frontera del sexto minuto, el ambiente se apacigua para armar un clima jazz-rockero envuelto en una ambientación misteriosa, incluso rayana con lo lóbrego, antes de volver al motif inicial para la coda. Siendo un poco más extenso y retomando el aura de sofisticado vigor de la pieza de apertura, ‘Vacuum Symmetry’ emerge con una actitud más versátil, iniciando su trayecto particular con un meticuloso swing donde impera una serenidad capaz de esconder tras su manto flemático algunas llamas inquietantes que amenazan con inundar los espacios en cualquier momento. Mientras tanto, el cuarteto trabaja con un lirismo afincado en el discurso del jazz-fusion con notorios matices contemporáneos. Mientras avanzan los minutos, el factor metalero se va imponiendo y el asunto ya pasa a ser jazz-metal en sentido químicamente puro. Los giros modales de la primera guitarra son explorados con una energía bastante incendiaria mientras se gesta un crescendo electrizante en el ecuador de la pieza. La segunda mitad inicia un nuevo crescendo hacia otro motif altivamente metalero desde el cual habrá de emerger una ilación de esquemas melódicos que transita desde lo arábigo hacia lo Crimsoniano, y es aquí donde llega el cortante y efectivo final. Un cénit decisivo del repertorio. ‘Critical Paranoia’ comienza con una fanfarria dadaístamente pesada antes de centrarse en un luminoso motif jazz-rockero con matices Crimsonianos, el cual no tarda mucho en ceder el paso a unos efluvios aguerridos estructurados dentro de un croquis muy refinado. Otra excursión jazz-rockera, esta vez con una tendencia más libre, libera la tensión precedente dentro de una agilidad llamativa, algo muy idóneo para abrir sendas a la última serie de exquisitas extravagancias avant-metaleras.


‘Wax Hypnotic’ es la pieza más extensa del álbum con su espacio de casi 9 ¾ minutos. Su prólogo ostenta una neblina tenebrosa casi minimalista al estilo de UNIVERS ZÉRO, abriendo de a pocos la puerta a la emergencia de un encuadre sónico urgente y denso que nos suena a una cruza entre el patrón de PRESENT y el estándar del noise rock. Una vez que el ensamble encuentra su nuevo foco de interacción, emerge una cadencia parsimoniosa sobre la que los instrumentos de cuerda se asocian en el armazón de una niebla amenazante por varios minutos. Es todo un exorcismo metafísico que, al concluir, abre paso a un ejercicio de jazz-rock donde el estoico pero vibrante esquema rítmico sostiene diversos niveles de fuerza expresiva de parte de la primera guitarra; ésta transita de Rypdal a Holdsworth y de allí a Page con una soltura contundente, la misma que evoca una explosión volcánica en sus últimas instancias. Otro momento culminante del álbum. 
‘Close The Valve & Wait’ es una miniatura que no llega a completar un espacio de 2 minutos y su función es la de exhibir unos efluvios abstractos cuyos iniciales traqueteos destilan un espíritu futurista antes de que todo vire hacia una especie de minimalismo cósmico. A partir de allí surge ‘Blue Thought Particles’, el tema encargado de cerrar el repertorio, y lo hace comenzando con frontales síncopas aguerridas cuya furia inherente se expresa con señorial fulgor. Sucesivos pasajes se adentran en las arenas del jazz-rock de talante contemplativo, el prog-metal más refinado y el paradigma prog-psicodélico que resuena como un Crimsonismo apuntalado por enclaves space-rockeros. El solo de guitarra que emerge poco antes de la frontera del cuarto minuto y medio merece una mención especial por su manera de exorcizar el legado de Holdsworth; otro solo posterior suena a un Frith metalizado. El fragor que inunda a la sección epilogar puntualiza algunos fraseos como si quisiera vaticinar alguna hecatombe en el horizonte próximo. “Vonals” es, ante todo, una experiencia peculiar donde el ideal del rock vanguardista muestra sus fauces más fatales y sus recovecos de diversidad más desafiantes. TITAN TO TACHYONS es una entidad musical que sabe avanzar a paso firme a lo largo de la senda estética que ha decidido seguir. ¡¡Totalmente recomendable este disco!!
 
 
Muestras de “Vonals”.-
Vacuum Symmetry: https://www.youtube.com/watch?v=DKisWB0lXtc
Blue Thought Particles: https://www.youtube.com/watch?v=k4K51yQclQQ

Sunday, March 24, 2024

SLEEPYTIME GORILLA MUSEUM: un canto a los últimos hombres en clave de rock vanguardista progresivo


 
 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Desde el 23 de febrero pasado tenemos una gran novedad dentro de la vanguardia rockera estadounidense: el retorno de SLEEPYTIME GORILLA MUSEUM con el álbum “Of The Last Human Being”, el mismo que fue publicado por el sello Avant Night (un nuevo sello que se asocia con Joyful Noise Recordings). 
La publicación de este nuevo trabajo se hizo en CD y en doble vinilo (de color dorado, gris difuminado y rosado). El colectivo conformado por Nils Frykdahl [guitarras, flauta, campanas, efectos, voz y coros], Carla Kihlstedt [violín, viola, violinofón, guitarra-percusión, voz y coros], Michael Mellender “Iago” [guitarras, xilófono, trompeta, eufonio, percusión, voz y coros], Dan Rathbun [bajo, dulcémele, trombón, vibráfono, xilófono, glockenspiel, voz y coros] y Matthias Bossi [batería, glockenspiel, xilófono, piano de juguete y coros] vuelve a lucir sus galones de creatividad experimental desde su residencia californiana. El estilo de la banda simultáneamente se enraíza en el avant-metal mientras se aleja de esa área en nombre del chamber-rock, el brutal prog y la experimentación ecléctica, volviendo a hacerse presente tras un largo hiato desde el periodo de los años 2010 y 2011, que fue cuando justamente se iniciaron las sesiones de grabación del nuevo material. Para ser más exactos, este disco se inició en el estudio Polymorph de Oakland, California, añadiéndose ideas y más temas en años subsiguientes, tanto en el mencionado estudio como en los estudios domésticos de otros integrantes. Incluso hay un tema que data del año 2004 y que tuvo su publicación original en un single. Sólo dos de las trece piezas contenidas en “Of The Last Human Being” fueron gestadas y grabadas en el año 2023. Parece mentira que hayan pasado 17 años desde “In Glorious Times”, ese tercer trabajo de estudio que se había erigido como la obra maestra de SLEEPYTIME GORILLA MUSEUM. De todas maneras, los integrantes de la banda se mantuvieron ocupados en varios proyectos, siendo uno de ellos FREE SALAMANDER EXHIBIT, el cual contenía precisamente a 3/5 de la actual alineación de SGM. A propósito, en el disco nuevo aparecen ocasionalmente el percusionista Moe! Staiano, el bajista Thor Harris y la vocalista Shinichi Momo Iova-Koga haciendo sus aportes invitados; también, hay una muestra de campaneos de una iglesia ortodoxa ucraniana provista por Anya Aslanova y Nick Ohler. El centro conceptual de Of The Last Human Being” es la noción de que el apocalipsis del Antropoceno ya ha empezado y nuestros tiempos son sólo parte de los muchos instantes que tienen que pasar antes de que aquél se complete. Bueno, veamos ahora los detalles de su repertorio.
 

Los primeros 6 ½ minutos del disco están ocupados por ‘Salamander In Two Worlds’, una canción evocadora envuelta en un clima etéreo cuyo lirismo inherente se siente un tanto perturbador. El canto es suave y amenazante a la vez, mientras los arreglos de vientos y percusión delinean y desarrollan una atmósfera sutilmente inquietante, la cual pasa a ser crepuscularmente fastuosa poco antes de que la canción llegue a su ecuador. Es aquí que el grupo ya pone sobre la mesa sus habituales cartas de tensión rockera, siendo así que en el último tercio ya se expande íntegramente la parafernalia apocalíptica con un ímpetu oscurantista. ‘Fanfare For The Last Human Being’ es una miniatura de corte circense que oscila entre lo surrealista y lo naïf, sin dejar de hacer sentir al oyente que hay algo perturbador tras las bambalinas del ensamble actuante. ‘El Evil’ se enfila directamente hacia la garra rockera con un señorío denso que se mueve muy fluidamente a través de las complejas cadencias armadas por la dupla rítmica. Hay algo de agilidad celebratoria en medio del sistemático desasosiego que inunda a los diversos ornamentos musicales en curso. Puede parecer un maremágnum para el despistado, pero no, lo que opera aquí es una arquitectura retorcida y sinuosa que se apoya en sus propias tinieblas para buscar su impulso expresivo. Su finl se engarza con otra miniatura titulada ‘’Bells For Kith And Kin’, la cual muestra una serie de campaneos que oscila entre lo mortuorio y lo mágico. Éste es el puente que nos lleva a ‘Silverfish’, una pieza firmemente asentada sobre un enclave ceremonioso que, de a pocos, va soltando algunos recursos de corte acid-folk para apuntalar la tensión emocional que el canto de Carla refleja muy bien a lo largo de la canción. Tras la furia explícita y volcánica de ‘El Evil’, el sórdido embrujo de ‘Silverfish’ (acentuado por algunos cánticos rituales) funciona muy bien como un contraste de extraño e inescrutable ensueño. ‘S.P.Q.R.’ exhibe un regreso pleno al frenesí rockero y lo hace jugando con un swing impetuoso y unos cánticos implacablemente asertivos. Neurosis y trepidaciones airadas fusionadas en una única fuerza expresiva. Sus 4 minutos y pico pasan como volando. ‘We Must Know More’ exuda aires de sátira Felliniana con elementos extra del estándar teatral Zappiano; la gente de SGM se mete en la fuente de autocomplacencia de la música de cabaret y ejerce su deconstrucción desde su seno.

‘The Gift’ exhibe otra sofisticada andanada de efluvios rockeros progresivamente electrizantes, esta vez con una dosis de neurosis más intensa que en 
‘S.P.Q.R.’, creando así un vínculo directo con esa distinción tanática y afilada que el grupo dominó en sus discos segundo y tercero. Los arreglos multivalentes de la secuencia multitemática es un excelente recurso de excelso señorío, siendo así que el ensamble va cimentando a paso firme los marcados recovecos con los que se topa el oyente. ‘Hush, Hush’ es el novena pieza del album y la más extensa del mismo con su espacio de 7 ¾ minutos. Hay una dominante densidad parsimoniosa que se impulsa sobre una cruza de nu-jazz y ambient con ribetes étnicos, se desdobla en el etéreo bloque instrumental y el trágico tenor del canto femenino. Unos breves interludios inquietantes añaden un cariz de fatalidad al asunto. En general, estos suena como una cruza entre la BJÖRK de 1997-2001, la KATE BUSH de 1985-89 y BENT KNEE. ‘Save It!’ es como una resurrección simultánea de SLAPP HAPPY y FAUST dentro de un enclave industrial, así de vivaracho: una manifestación de travieso fulgor en oposición al ominoso crepúsculo que se expandió a lo largo de las dos canciones precedentes. ‘Burn Into Light’ recupera parte de la filuda y aguerrida suntuosidad de las canciones #3 y #8, haciendo gala de riffs urgentes, complejos juegos de síncopas y lujosas líneas de violín, pero esta vez hay un nervio un poco más contenido, como si la furia cediera un poco de espacio a las sugerencias del pensamiento crítico y la reflexión desilusionada. Hay algo de fúnebre en los incendiarios sonidos instrumentales y vocales del epílogo, los cuales se van hundiendo mientras unos hermosos acordes minimalistas de guitarra acústica salen al frente. ‘Old Grey Heron’ es otro tema de generosa duración, esta vez, de casi 7 ½ minutos. Su estructura compositiva se centra en unos repetitivos arpegios que, en la mayor parte del tiempo, marcan el groove; la batería se ocupa de gestar ornamentos percusivos hasta poco antes de llegar a la frontera del quinto minuto, que es cuando ya arma un swing bien perfilado. El tenor general de la canción es burlón, pero ya no como una sátira abierta, sino como un chiste elaborado de un bufón que nos quiere anunciar algo realmente serio en medio de su extravagante parafernalia. ‘Rose-Colored Song’ trae consigo el cierre del álbum y lo hace estableciendo una gama de múltiples grises dentro de una atmósfera sórdidamente refinada, como un híbrido de UNIVERS ZÉRO, SHUB-NIGGURATH y ART BEARS. Sin recurrir a ningún registro chocante, el clima de terror está muy bien armado, incluyendo la extensa monotonía baja con que termina la pieza.


Todo esto fue lo que se nos brindó en “Of The Last Human Being” desde los cuarteles de unos SLEEPYTIME GORILLA MUSEUM que por fin han salido de un periodo de hibernación e interminables conatos para concretar otro ejemplo de su grandeza musical. El colectivo que en su tiempo era todo un referente de las nuevas agitaciones del rock progresivo vanguardista vuelve a lucir sus galones con las mismas dosis de creatividad y versatilidad de siempre, utilizando con una nueva frescura esa maquinaria ecléctica y oscurantista que les dio un muy merecido renombre. Renombre que ha reactivado instantáneamente en este año 2024.

 
Muestras de “Of The Last Human Being”.-
Salamander In Two Worlds: https://sleepytimegorillamuseum1.bandcamp.com/track/salamander-in-two-worlds
Hush, Hush: https://www.youtube.com/watch?v=Dpmf2DNVhy4  

Thursday, March 21, 2024

Con OVRFWRD, siempre hay algo extraordinario en la escena progresiva estadounidense


 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy es el turno de presentar el nuevo disco del grupo estadounidense OVRFWRD, el cual está conformado por Mark Ilaug [guitarras eléctricas y acústicas], Chris Malmgren [teclados], Kyle Lund [bajo] y Richard Davenport [batería y percusión]. El disco en cuestión se titula “There Are No Ordinary Moments” y fue publicado oficialmente el 12 de enero del presente año 2024, aunque ya había un lote disponible a la distribución desde fines del año 2023. La producción se financió con una campaña de colaboración dirigida a fans y melómanos interesados con diversas opciones de apoyo; una de las variantes de este apoyo previo incluía la adquisición de un CD extra llamado “Live In Baltimore”, el cual registra una grabación en vivo en los Orion Studios de la susodicha ciudad de Baltimore, Maryland, en octubre de 2022. Nuestras palabras de felicitación para los que se hicieron con esta oferta, porque la verdad que se trata de un disco excelente que, además, incluye tres temas del nuevo disco de estudio. Pero bueno, volviendo específicamente al material de “There Are No Ordinary Moments”, éste fue grabado en los Flowers Studios de Mineápolis, Minnesota, entre el 10 y el 15 de agosto de 2023. Se trata del disco más largo de este grupo al durar más de 68 minutos. Dave Foley colabora a la trompeta en el tema que abre este magno álbum. El disco fue grabado en el Flowers Studio con Kris Johnson fungiendo como ingeniero de sonido en las sesiones; la ulterior mezcla fue realizada por el propio grupo en el susodicho estudio. El arte gráfica fue realizada por Johnny Jones. Veamos ahora los detalles del repertorio de “There Are No Ordinary Moments”. 

 
La dupla inicial de ‘Red Blanket’ y ‘Eagle Plains’ ocupa un espacio conjunto de poco menos de 16 ¼ minutos. El primero de estos temas mencionados desarrolla un groove que da prioridad al medio tiempo, lo cual permite a la garra del bloque global asentarse con solventes recursos de estilización progresiva; también es verdad que la preeminencia de un compás inusual permite la expansión de una mayor movilidad dentro de los bien trazados confines de la pieza. El rol protagónico de la guitarra es el mayor acicate para impulsar y alimentar continuamente el vigor exigido por el esquema sonoro. La adición de la trompeta en la segunda mitad ayuda a la pieza a enriquecer su tremendamente dinámico cromatismo. Para el último tercio, el viraje hacia un ejercicio de funk-rock a lo JEFF BECK incrementa el colorido del tema. En cuanto a ‘Eagle Plains’, se trata de una pieza que hereda buena parte de la musculatura curtida en el tema inicial para llevarla a unos escalones más altos de fastuosidad progresiva. El entramado de los guitarreos y los diversos aportes de los sintetizadores halla un confiable apoyo en el armazón rítmico que sabe moverse a lo largo de las variaciones de swing con una soltura realmente impecable. Las secciones más ceremoniosas se pertrechan con vibraciones contundentes de tenor psicodélico. Tenemos aquí el primer cénit del álbum. ‘The Virtue Of...’ se enfila a través de un delicadamente gestionado híbrido de prog sinfónico y jazz-prog que mantiene un garbo razonablemente aguerrido. El piano comienza marcando la senda melódica, pero pronto asume el protagonismo la guitarra, quien encarna en su propia individualidad el ostentoso vigor expresivo de la pieza como un tado. De hecho, mientras la pieza va avanzando a lo largo de su senda trazada, va asumiendo un nervio que, al poco rato, abandona lo denso para arrojarse hacia lo ágil. ‘Flatlander’ capitaliza el vigor heredado de la pieza precedente hasta el punto de llevar al grupo a coquetear abiertamente con el prog-metal melódico; la sólida prestancia de la batería y el nervio incandescente de la guitarra son los pilares de este enfoque. Cuando llega el turno de ‘Tramp Hollow’, la banda recurre a su faceta introspectiva. El motif estructuralmente sencillo sobre el que se centra el desarrollo temático es manejado con sobriedad a la hora de elaborar las orquestaciones y los ornamentos, las cuales priorizan una atmósfera mágica. De todas maneras, no faltan algunos pasajes enérgicos estratégicamente introducidos.  


‘Notes Of The Concubine’ comienza con unas escalas de guitarra y sigue con un segundo prólogo de talante solemne donde la aureola de expectativa parece estar a la mira del ingreso de una pronta fuerza motivadora. Es así que el piano, a poco de llegar a la frontera del segundo minuto, inicia el groove contenido con el que el grupo deberá trabajar a partir de ese momento, logrando darle un giro muy particular al estándar del jazz-prog. La sección final refleja unas de las mejores labores de la batería y del bajo en todo el disco. ‘Eyota’ es la pieza más extensa del álbum con un espacio que supera los 12 ½ minutos de duración. Contiene las seis secciones ‘Hacekjira – A Good Start’, ‘Nuup – Beauty & Brimstone’, ‘Taanj – Change Of Heart’, ‘Joop – The Long Climb’, ‘Saaca - Sirife’ y ‘Hakewe – Golden Dawn’. Todo empieza con unos señoriales fraseos de piano de tendencia romántica que pronto movilizan una serie de tanteos grupales al estilo free form. Éstas no duran mucho, pero preparan el terreno para que los minutos siguientes estén rebosantes de palaciega magnificencia al modo de una cruza entre YES, HAPPY THE MAN y los PINK FLOYD de 1975. Las orquestaciones de los teclados, los solos de guitarra y sintetizador, y los diversos diagramas trazados por la dupla rítmica se unifican en una luminiscencia consistente. Poco antes de llegar a la frontera del noveno minuto, el ensamble asume una renovada vitalidad a la hora de articular sus interacciones y generar una expresividad común: es en este momento que notamos que la estrategia de OVRFWRD asume una exuberancia, entre galante y traviesa, que les emparenta con sus ilustras compatriotas de LIQUID TENSION EXPERIMENT. La guía del piano resulta crucial para la gestación del magnífico clímax final. Otro gran cénit del álbum. ‘Chateau La Barre’ es un breve experimento de electrónica al modo space-rockero donde las agitaciones sintetizadas exhiben gallardas estilizaciones progresivas. De este modo, se prepara el camino para el arribo de ‘Serpentine’, una pieza entusiasta y fogosa que permite al colectivo de OVRFWRD, una vez más, dar rienda suelta a su talento para la creación de rutas elegantes para sus llamaticos croquis melódicos. El punto intermedio entre los paradigmas de YES y LIQUID TENSION EXPERIMENT está muy bien definido a la hora de organizar el bloque sonoro y las ilaciones entre los diversos motivos. Otro culmen del repertorio; de paso, qué buenos son los solos de órgano y de sintetizador.


‘The Way’ trae consigo el cierre del repertorio, y lo hace retomando, al menos parcialmente, las atmósferas y estructuras melódicas que fueron predominantes en los temas #2 y #3, tal vez con un peso más flitrado del factor jazz-rockero a fin de resaltar más el elementos rockero. El desarrollo melódico se siente bastante agradable y la combinación de arreglos elegantes y grooves impolutamente definidos funciona muy bien a la hora de concretar dicho esquema melódico. El despliegue de exquisita garra qie tiene lugar a lo largo de la primera mitad del tema se contrasta eficazmente con el magnetismo lírico que marca a la segunda mitad; de esta manera, hay una cadencia contemplativa en esta instancia final. En conclusión, “There Are No Ordinary Moments” nos parece el mejor trabajo de OVRFWRD hasta la fecha, el testimonio más fehaciente de que siempre hay algo extraordinario que se gesta en los cuarteles de este cuarteto para benepláctio de la escena progresiva estadounidense de nuestros días. ¡Un disco totalmente recomendable!
 
 
Muestras de “There Are No Ordinary Moments”.-
Eagle Plains: https://www.youtube.com/watch?v=SUwSN5g9YkU
Notes Of The Cooncubine: https://ovrfwrd.bandcamp.com/track/notes-of-the-concubine

Tuesday, March 19, 2024

JON DURANT: el momento de una serie de experimentos musicales con sus colegas COLIN EDWIN y ANDI PUPATO



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
El mes de marzo de 2024 nos trajo, entre otras cosas, un disco emergido de la asociación de tres excelentes músicos, el estadounidense JON DURANT [guitarra-sintetizador, guitarras eléctricas con y sin trastes, Cloud Guitar y efectos], el británico COLIN EDWIN [bajo acústico sin trastes y contrabajo] y el suizo ANDI PUPATO [batería y percusión]. El disco en cuestión se titula “Momentarily” y fue publicado a inicios del presente mes de marzo por el sello Alchemy Records como un trabajo solista de DURANT. Estrictamente hablando, se trata de algo verídico pues el material contenido en “Momentarily” comenzó su existencia como una serie de improvisaciones experimentales de DURANT, las mismas que poco más tarde arregló para un formato de trío; pero, también es cierto que los tres músicos involucrados crearon diálogos muy orgánicos a la hora de concretar el contenido del disco que hoy comentamos. DURANT tiene tiene una muy respetable trayectoria solista en las áreas del jazz contemporáneo y el ambient-prog, además de haber armado proyectos ocasionales con grandes nombres como STEPHAN THELEN, ROBERT JÜRJENDAL y el propio EDWIN en BURNT BELIEF. También ha trabajado anteriormente con PUPATO en FRACTAL SEXTET. Es justo resaltar que cada uno de los compañeros de este viaje de DURANT cuenta con sus propias trayectorias bien curtidas (EDWIN es principalmente famoso por haber sido integrante de PORCUPINE TREE por una larga temporada). Teniendo en cuenta lo afines que son estos tres señores al ideal del rock vanguardista, no es de extrañar que pusieran sus fuerzas creativas prestamente al servicio de este nuevo proyecto iniciado por DURANT. En cuanto a la realización de las sesiones de grabación, éstas se repartieron entre los estudios hogareños que los tres tienen en sus respectivas ciudades de residencia: Portland, Londres y Zurich. El propio DURANT se hizo cargo de la mezcla, mientras que la masterización estuvo en manos de Dana White en el estudio Specialized Mastering de Oregon. Vayamos ahora a los detalles específicos del repertorio contenido en “Momentarily”. 
 
Durando 6 minutos y pico, ‘In A Moment’ abre el repertorio con un despliegue de sutilezas densas y climas grisáceos a través de los cuales se asientan unas delicadamente líricas líneas de guitarra. En base a ellas, se va desarrollando una atmósfera contemplativa en clave jazz-progresiva que se siente mayormente gentil, aunque también contiene leves indicios de inquietud en su esquema melódico, los mismos que son aprovechados por el encubierto ímpetu de la batería. ‘Bitter Wind’ sigue a continuación para dar un viraje ensoñador al esquema sonoro introducido por la primera pieza, siendo así que la gracilidad con la que se arma el permanente momentum elabora una nebulosidad envolvente. El swing de la batería a veces crea unas vibraciones exóticas con un contenido vigor sensual mientras la guitarra-sintetizador emula mágicamente los tonos evocadores de vientos orientales. En general, tenemos aquí un regreso del TERJE RYPDAL 1987-1991 a través del filtro de la faceta más etérea de TORTOISE con algunos insumos extra que provienen del cosmos musical de TREY GUNN. Con la subsiguiente dupla de ‘Not Always Raining’ y ‘Raki’, el colectivo sigue explorando climas y texturas dentro de su bien trazado enfoque grupal. El primero de estos temas mencionados refuerza convincentemente la aureola misteriosa que envolvió al tema de entrada, pero esta vez late una estela crepuscular que se enfila hacia lo introspectivo en medio de un ambiente muy calmado. La consonancia común entre los secos efectos percusivos y las flotantes líneas de la guitarra-sintetizador ayudan a impulsar un aura surrealista a la atmósfera cinematográfica general. A mitad de camino, la pieza adquiere un moderado incremento de luminosidad dentro de un amable enclave fusionesco que capitaliza el potencial expresivo del motif central. En cuanto a ‘Raki’, se trata de una escursión frontalmente focalizada en el discurso de la fusión contemporánea, centrándose en un flujo de cadencias orientales firmemente emanadas por la batería mientras la guitarra y el bajo llenan espacios con elegante soltura. El anterior tímido fulgor de ‘Not Always Raining’ se convierte en esplendor amplificado para el armazón de ‘Raki’. 

Con el muy significativo título de ‘Rockets In Kyiv’ emerge la pieza más extensa del álbum con su espacio de poco menos de 11 ½ minutos. Los fraseos prologares de la guitarra exorcizan aires de estupor y tristeza, instaurando los cimientos para lo que se va a llevar a cabo desde la confluencia de las tres voluntades muslcales actuantes. Poco a poco, el bajo va encontrando espacios de hermanamiento con las armonías de la guitarra mientras la parte percusiva todavía va tanteando los posibles caminos por lo que, más tarde o más temprano, habrá de transitar para completar la ingeniería musical en curso... Y ese momento llega apenas pasada la frontera del tercer minuto. Así las cosas, el encuadre melódico se manifiesta de una forma muy bien definida, logrando plasmar un halo de nostalgia que, de alguna manera, también suena a esperanza. He aquí lo más exuberante y señorial de todo el repertorio, un sublime viaje por los surcos del jazz-fusion con convincente colorido exótico. ‘For A Moment’ pone el broche final con un regreso a la dimensión introvertida, elaborando un motif bien marcado con ciertos ornamentos etéreos que se añaden a lo largo del camino para gestar ciertos recursos de controlada agilidad. A través de la atmósfera abstracta, se notan los cálidos vientos expresivos que brotan de la guitarra durante la segunda mitad de esta pieza. Todo esto fue lo que se nos brindó en “Momentarily” desde los cuarteles del maestro JON DURANT con el creativo apoyo de los no menos magistrales COLIN EDWIN y ANDI PUPATO. Se trata de una hermosa exhibición de meditaciones musicales encajadas en una controlada variedad de grooves y atmósferas. La creatividad destilada a través de estos varios juegos de sutileza y la fineza de las composiciones mismas hacen de éste un gran disco para las vanguardias jazzera y progresiva del año 2024.  



Sunday, March 17, 2024

PHASE OF TWILIGHT: una excelente novedad dentro del rock progresivo estadounidense del momento



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy presentamos el nuevo proyecto del músico y compositor estadounidense Mark Cook. El proyecto se llama PHASE OF TWILIGHT y, además de tener a Mark Cook a la Warr Guitar, el bajo sin trastes, los teclados y la percusión, también tiene a Bill Bachman [batería] y John Galvan [guitarra y pedales Moog Taurus]. Bachman tiene varios años trabajando con Cook en excelentes grupos como HERD OF INSTINCT y SPOKE OF SHADOWS. Galvan, por su parte, es un músico con formación clásica. El trío ha publicado recientemente un EP homónimo, más exactamente, el 2 de marzo pasado. El material contenido en este lanzamiento independiente fue compuesto colectivamente por el trío, siendo así que las ulteriores labores de mezcla y masterización estuvieron a cargo del maestro Cook. La bella foto de la portada fue hecha por Anne Galvan.
 

Durando casi 8 ½ minutos, la pieza titulada ‘Moments Bass By’ abre el repertorio con un gran derroche de elegancia. La primera ambientación es ceremoniosa y ostenta una garra rockera desarrollada tras un efectivo muro de contención; los elegantes fraseos de la guitarra dialogan fluidamente con las florituras del bajo mientras la batería va desarrollando diversos grooves a lo largo del camino. Una vez pasada la frontera del tercer minuto, las cosas empiezan a soltarse con la secuendia de dos puentes: el primero se explaya en un breve ejercicio de flotante space-rock, el segundo exhibe una explosión de musculatura progresiva. Así las cosas, el trío adopta una garra donde, a pesar de volver a la ceremoniosidad originaria, ya es inocultable su renovada incandescencia rockera, siendo así que el solemne epílogo llena espacios por doquier. ‘Document’ sigue a continuación para erigirse (en nuestra humilde opinión) como el cénit del repertorio. Sus muestras de sofisticado fulgor son diligentemente imponentes tras un preludio tentativo, siendo así que el cuerpo central se siente muy cómodo cruzando los discursos del heavy prog y el jazz-rock en su seno. Opera aquí un híbrido de ATTENTION DEFICIT con los DJAM KARET de la etapa 1989-97, añadiéndose un resplandor especial a la focalización de los diversos grooves que se van sucediendo. El solo de guitarra que emerge a mitad de camino es sublime y también es de destacar el garbo tremendamente radiante con el que se arma la sección final en base a la síntesis entre dos de los motivos aparecidos anteriormente. El cierre del EP lo trae ‘Forward View’, una pieza contemplativa que explora serenos climas cinematográficos que oscilan entre lo impresionista y lo cósmico. Hay un talante crepuscular en las sobrias escalas de guitarra que marcan la pauta inicial; por su parte, las capas de sintetizador apuntan hacia lo noctámbulo, lo cual termina orientando el perfilamiento del esquema sonoro de la segunda mitad. 

Allende su brevedad, “Phase Of Twilight” debe ser valorado como el muy buen disco que es. Mantenemos nuestra atención en este nuevo grupo PHASE OF TWILIGHT para ver qué más hace en el futuro próximo. Su propuesta sonora, siendo tan versátil y potente como es, emerge como una nueva fuerza creativa interesante dentro de la actual escena progresiva estadounidense.
 
 
Muestra de “Phase Of Twilight”.-
Document: https://herdofinstinct.bandcamp.com/track/document
 

Thursday, March 14, 2024

La cuarta dimensión de los maestros del prog sinfónico japonés ELECTRIC ASTURIAS


 
 
HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy es el turno de exponer nuestra apreciación sobre el más reciente trabajo del ensamble japonés ELECTRIC ASTURIAS, el cual se titula “Dimensions” y fue publicado el 4 de octubre del pasado año 2023, siendo distribuido por el sello Musea Records. El quinteto conformado por Yoh Ohyama [bajos], Satoshi Hirata [guitarras], Tei Sena [violín], Kiyotaka Tanabe [batería] y Eiji Nakamura [teclados] vuelve a lucir sus galones de destreza para generar exquisita música prog-sinfónica para nuestros tiempos. Siendo Ohyama el compositor de la banda y uno de sus fundadores en la época originaria de 1983-1993. Fue con su retorno al estrado público a inicios del nuevo milenio a través del frente triádico de ASTURIAS, ACOUSTIC ASTURIAS y ELECTRIC ASTURIAS que este grupo ha logrado hacerse de un sitial importante dentro del actual escenario progresivo internacional. “Dimensions” es el decimoprimer álbum desde el inicio de esta nueva fase y el cuarto que lleva la firma de ELECTRIC ASTURIAS. Todavía recordamos el impacto tan positivo que nos dejó el trabajo precedente “Trinity”, el cual data de enero de 2019. Veamos ahora los detalles del repertorio contenido en este disco.
 
Durando poco menos de 7 minutos, ‘La Porte De l’Enfer’ abre el repertorio con una exquisita demostración de preciosismo melódico encapsulado en un bloque de estilizada energía, algo que el grupo maneja a su antojo desde siempre. Asentándose mayormente sobre un tempo de 5/4, la banda elabora una cruza entre los paradigmas de YES, DARRYL WAY y sus ilustres compatriotas de KBB. La inclusión de un paraje intermedio donde predomina lo ceremonioso permite a la vivacidad esencial de esta pieza airearse un poco. Gran inicio de álbum al cual sigue de inmediato ‘Stone Circle’, una pieza mágicamente cautivadora que se inserta sólidamente en el área del sinfonismo clásico, lo cual pone a la gente de ELECTRIC ASTURIAS en consonancia con TEE e IL CASTELLO DI ATLANTE. Esta vez, los teclados se hacen cargo de la dirección general del entramado sónico grupal, siendo así que también se incluye algunas florituras de bajo en ciertos pasajes de tendencia introspectiva. De todas maneras, que quede claro que todavía opera en el centro nuclear el fulgor extrovertido que antes signó al tema de apertura. ‘Karma’ se explaya por un generoso espacio de casi 8 minutos y su misión principal consiste en expandir el potencial de versatilidad expresiva que tiene el grupo. Todo comienza con un enclave ceremonioso de un motif jazzero al estilo romántico, usando un motif que se toma su tiempo para dejar constancia de su presencia. Tras un interludio aguerrido guiado por estilizadamente oscuros riffs de guitarra, el vals se reinstaura con confianza para erigirse ya como el cuerpo central al que apuntaba. Cuando llega el turno de ‘Shippuu Jinrai’, la banda capitaliza e incrementa los réditos de su faceta más extrovertida, creando una pieza llamativa cuya mezcla de luminosidad e intrepidez la convierte en la versión violín-céntrica de uno de sos estándares más ágiles de la leyenda de FOCUS. Hay espacio para algún solo de sintetizador en medio del camino, algo que impulsa la adición de cromatismos interesantes al asunto.
 
La suite ‘Fourth Dimension’ ocupa un espacio de poco menos de 20 ¼ minutos y, claro está, carga sobre sus espaldas la misión de encapsular los registros más grandilocuentes y palaciegos dentro del ideario grupal. Tras un breve preludio de violín y teclado, la instrumentación global se instala a sus anchas en la concreción de dinamismos razonablemente sofisticados bajo la sempiterna guía del prog sinfónico. Alrededor de la frontera del tercer minuto y medio, la cosa vira hacia un motif intenso y sofisticado donde el grupo gesta uno de los momentos más fastuosos del disco; dicho motif aterriza finalmente en una senda un poco más relajada bajo la guía del violín, siendo así que el ensamble pronto recupera algo de la vivacidad precedente. De hecho, ésta se remodela agudamente en el siguiente motif, el cual establece vínculos con los legendarios paradigmas de YES y ELP. Un pasaje solemne signado por una atmósfera fastuosamente gótica emerge antes de llegar a la frontera del undécimo minuto, algo que siembra el camino del lirismo envolvente y evocador en base a una gentileza cristalina. Cuando el violín se pone a hacer escalas virtuosas, se anuncia el arribo de otra sección vivaz y contundente, la misma que se explaya a paso firme hasta el climático momento final. La magnificencia de siempre es sistemáticamente engalanada por una agilidad especial. El cierre del disco llega de la mano de ‘Solace Of The Caged Bird’, pieza que tiene la peculiaridad de contar con las letras y el canto de 
Kazuhiro Watanabe. Se trata, en lo esencial, de una balada progresiva que algunas confluencias tiene con el paradigma de HAPPY THE MAN, especialmente en lo referente a la inserción de recursos de jazz-fusion y Canterbury en medio del claro imperio de lo sinfónico. Las vibraciones ensoñadoras creadas para la ocasión inundan la espiritualidad nostálgica de la canción a través de meandros donde se alternan lo contemplativo y lo festivo.

Todo esto fue lo que se nos ofreció desde los cuarteles de ELECTRIC ASTURIAS con “Dimensions”, un disco hermoso y refinado que supone una exitosa exploración de la cuarta dimensión musical del mencionado ensamble y un paso más para el camino del escenario prog-sinfónico japonés en este milenio. Un disco muy hermoso y muy recomendable, en pocas palabras.
 
 
Muestras de “Dimensions”.-
La Porte De l’Enfer:  https://asturias.bandcamp.com/track/la-porte-de-lenfer
Stone Circle: https://asturias.bandcamp.com/track/stone-circle
Fourth Dimension: https://asturias.bandcamp.com/track/fourth-dimension

Monday, March 11, 2024

BONDAGE FRUIT: resurrección de un gran referente del eclecticismo progresivo japonés

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy tenemos unas muy buenas noticias desde la vanguardia progresiva japonesa: se trata del retorno de BONDAGE FRUIT tras un hiato de 19 años. El sello Maboroshi No Sekai publicó el 25 de enero pasado el séptimo disco de este legendario ensamble de rock progresivo experimental, el sexto de estudio: su título es simplemente “Bondage Fruit VII”. El colectivo recurrente de Kido Natsuki [guitarras], Katsui Yuji [violín], Ohtsubo Hirohiko [bajos], Takara Kumiko [vibráfono y percusiones] y Okabe Youichi [batería, percusiones y tambor electrónico] reactiva a lo grande el posicionamiento musical de BONDAGE FRUIT en esta fase de resurrección. Este disco supone una nueva exploración, tras muchos años de ausencia, en su visión musical aguerrida y dinámica donde se cruzan los patrones del jazz-rock, el avant-prog y la fusión contemporánea; su trayectoria fonográfica que va desde 1994 a 2005 ha dejado grandes recuerdos en los coleccionistas del género progresivo dedicado a explorar sus matices más experimentales, siendo así que sus tres primeros discos de estudio y el sexto eran los más habitualmente elogiados. Natsuki se ha mantenido bastante activo en varios proyectos desde antes de que BONDAGE FRUIT entrara en su largo receso, especialmente en los grupos KOREKYOJINN y THE WORLD HERITAGE. Yuji también se ha mantenido ocupado en grupos como el ya mencionado THE WORLD HERITAGE y TWIN TAIL. Todo el material aquí contenido fue compuesto por Natsuki, mientras que los arreglos fueron el fruto de la labor grupal. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en el Yatsugatake Hoshi to Niji Recording Studio en agosto de 2023. La mezcla estuvo a cargo de Uchida Naoyuki Makisato Lab, mietras que la masterización fue realizada por Mitsukazu Tanaka en Studio Chatri. El resultado general es el de un magno despliegue de creatividad jazz-progresiva que nos ha dejado una muy grata impresión; este retorno supuso una inquietud sistemáticamente luminosa.
 

Pasemos ya a los detalles del repertorio contenido en “Bondage Fruit VII” para justificar la última noción del párrafo anterior. ‘Aoi Kikai’ ocupa los primeros 6 ¼ minutos del disco y lo hace desplegando una calidez especial sobre un groove llamativamente marchosos que comienza con arquitectónicas cadencias de la percusión tonal. El violín y la guitarra, al delinear el relativamente sencillo motif central, abre espacios para que el ensamble íntegro se suelte en una extroversión cautivadora. Eso sí, a mitad de camino, emerge un puente signado por una aureola de arcana solemnidad, la cual se deja arropar por un lirismo envolvente. Se trata de un brere reposo antes del regreso del fulgor predominante. Sigue a continuación la dupla de ‘Mori No Okite’ y ‘Furiko’, diseñada para seguir ampliando las estrategias sónicas del ensamble. ‘Mori No Okite’ es un delicado ejercicio de ágil fusión con un imponente espíritu bucólico facilitado por el impacto que tiene el encuadre de la guitarra acústica y las percusiones para instaurar el ambiente general de la composición. Hay un vitalismo patente operando en las interacciones entre los músicos, pero ese vitalismo se halla meticulosamente contenido por la cristalina claridad del desarrollo melódico. En este sentido, la voz del violín se erige como una guía del trayecto colectivo, estando algunas florituras de la guitarra al servicio del realce de la algarabía musical. Por su parte, ‘Furiko’ se mete de lleno en un área jazz-rockera con connotaciones Mahavishnunescas y un talante ligeramente Crimsoniano, aunque también laten unas vibraciones fusionescas que emparentan con las que fueron tan explícitas en la pieza precedente. También se pueden advertir algunas confluencia con los paradigma de grupos indonesios tales como TOHPATI ETHNOMISSION o SIMAKDIALOG. Es algo así como el hermano macho alfa de 
‘Mori No Okite’ que hace gala de su particular musculatura. El epílogo es sereno y evocador, un buen golpe de efecto. ‘Kuroi Ikimono’ es como una cruza entre BOUD DEUN y LED BIB, un viaje a través de agradables trazos temáticos en medio de un despliegue de garra expresiva que, en ciertas ocasiones estratégicas, abre espacios para algunos ornamentos vanguardistas. La solidez con la que el bajo aporta algunas virguerías a mitad de camino merece una mención especial por su forma de iluminar los meandros del bloque sonoro.
 
El quinto tema del álbum se titula ‘Caminante’ (así, en español) y causa un impacto inmediato con esas impresionantes florituras de guitarra acústica que abren presurosamente la senda del desarrollo temático. Con las columnas edificadas por las percusiones y la batería, el contexto sonoro donde se elabora el entramado grupal queda listo para que el violín dibuje texturas renovadoras para el bien definido centro temático. Lo que suena aquí dejarse llevar por el embrujo de los dos primeros álbumes de RETURN TO FOREVER. ‘Cypress’ es la pieza más extensa del repertorio oficial con su duración de poco más de 13 ½ minutos. El imperio de la gracilidad fusionesca sobre un compás sutilmente complejo donde se entrecruzan lo arábigo con lo tropical hacen que la maraña instrumental se emparente cercanamente con el que impulsó al tema anterior. Eso sí, la presencia de la guitarra eléctrica y el rol más determinante de la batería dentro de la dupla percusiva hacen que este tema conquiste una garra muy particular, la cual se transforma fácilmente en fastuosidad. Alrededor de la frontera del quinto minuto, todo vira sorprendente hacia un recurso de minimalismo introspectivo bajo la guía de las percusiones tonales, cuyos aleteos se refuerzan con las adiciones de ornamentos de violín y percusiones. Cuando la guitarra entra a tallar, se prepara un crescendo cuyas formas se van armando a lo largo del camino hasta concretarse en un intenso despliegue de electrizante júbilo donde el nervio y la magia se hermanan en una única potencia expresiva. Excelente epílogo para el que tal vez sea el cénit del repertorio oficial. ‘Happy Bastard’ trae consigo el broche final y lo hace saludando a sus colegas de THE ARISTOCRATS con unos aires extrovertidos que los propios BONDAGE FRUIT ya habían explorado en 
“Bondage Fruit VI”. Las cadencias afrobrasileñas aportadas por algunos pasajes percusivos refuerzan el alborozo reinante. El golpe final es contundente, pero todavía queda el bonus track ‘Three Voices’, que se alarga por un generoso espacio de 13 ¾ minutos: es una versión un poco más reducida del tema de apertura del antes mencionado “Bondage Fruit VI”. Percibimos aquí lo que básicamente se puede describir como una combinación de los ambientes y grooves que signaron a los temas #1 y #4; así pues, se redunda en el hecho de que este disco hereda varios aspectos del anterior. De pasada, no podemos evitar resaltar cuán cautivador es el ensoñador epílogo de esta pieza.


Todo esto fue lo que se nos brindó en “Bondage Fruit VII”, el testimonio de la decisiva resurrección de BONDAGE FRUIT como una entidad activa dentro de la escena progresiva japonesa. La propuesta ecléctica y rotunda de BONDAGE FRUIT nunca fue olvidada y da gusto que podamos volver a hablar sobre ella en tiempo presente. Un disco totalmente recomendable y, sin todavía concluirse el primer tercio del año 2024, podemos asegurar que se impone como una de las obras progresivas más destacadas del momento. 

Saturday, March 09, 2024

RICHARD WRIGHT: la renovación de un viejo sueño musical

 

HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.
 
Hoy viajamos al pasado para revisar un disco clásico del art-rock británico de fines de los 70: nos referimos a “Wet Dream”, el primer álbum solista de RICHARD WRIGHT, el teclista histórico de la legendaria banda PINK FLOYD. Originalmente publicado el 22 de setiembre de 1978 por los sellos Harvest (en el Reino Unido) y Columbia (en los EE.UU. y Canadá), “Wet Dream” recibió una reedición remezclada y remasterizada de parte de Steven Wilson en setiembre del pasado año 2023, aproximadamente en el 45to. aniversario de su publicación original. El anuncio de esta reedición se hizo el 28 de julio anterior, justamente la fecha en que WRIGHT hubiera cumplido 80 años (él falleció el 15 de setiembre de 2008, víctima del cáncer de pulmón). WRIGHT, además de cantar, tocó los pianos acústico y eléctrico, el órgano Hammond y el sintetizador Oberheim. Los colaboradores fueron Snowy White (guitarras), Larry Steele (bajo), Mel Collins (saxofones y flauta) y Reg Isidore (batería y percusión). Si bien WRIGHT concretó este primer disco solista más de 10 años después del debut fonográfico de PINK FLOYD (ese legendario disco 
“The Piper At The Gates Of Dawn”), él ya dio indicios tempranos de ser una fuente de recursos musicales para la banda desde el segundo LP “A Saucerful Of Secrets” con las canciones ‘Remember A Day’ ‘See-saw’, insertadas en una psicodelia contemplativa con imponente lirismo. En esa línea también están dos canciones pertenecientes a sendos singles posteriores: el lado B ‘Paint Box’ y el lado A ‘It Would Be So Nice’. Esta última canción se emparenta con el paradigma jubiloso de THE BEACH BOYS, pero poco tiempo después, encontramos en la mitad de estudio de “Ummagumma” (1969) un magnífico despliegue orquestal donde se suceden pasajes góticos con otros vanguardistas: la suite cuatripartita ‘Sysyphus’, auténtica declaración de principios sobre cómo se sentía WRIGHT preparado para explorar nuevos caminos de grandilocuencia dentro de la banda. En fin, será con sus aportes como compositor y arreglista de matices y orquestaciones diversas en los clásicos álbumes Floydianos “Meddle” (1971), “Dark Side Of The Moon” (1973) y “Wish You Were Here” (1975) que este señor apuntalará su muy personal sello dentro de la tradición rockera británica de los 70 en adelante. Sus exploraciones de sonidos seguirán adelante en el repertorio del álbum conceptual “Animals” (1977), pero su rol como compositor ya estaba muy reducido, y seguiría reduciéndose en el tiempo que le quedaba de membrecía en las filas de PINK FLOYD. De todas formas, antes de que llegara ese momento, “Wet Dream” sería un testimonio de sus aún existentes energías creativas. El propio WRIGHT fungió de productor para su debut solista: las sesiones de grabación tuvieron lugar en los Super Bear Studios de Berre-Les Alpes, Francia, entre el 10 de enero y los 14 de febrero de 1978, fungiendo John Etchells y Patrick Jauneaud como ingenieros de sonido. El diseño artístico estuvo a cargo de Hipgnosis. Colateralmente, su compañero de banda David Gilmour también grabó su debut solista en ese lugar y se publicó en el mismo año 1978 con el mismo responsable del diseño artístico. WRIGHT es el autor casi exclusivo de toda la música y todas las letras salvo en el caso de la penúltima canción, donde su entonces esposa Juliette hizo la letra.

  

Por mucho tiempo, el sello One Way Records era el único que se había encargado de publicar este disco en CD, y prácticamente estaba descatalogado desde la segunda década del nuevo milenio. Steven Wilson estaba sumamente entusiasmado con la labor a realizar en esta nueva y definitiva reedición. Sus declaraciones para el diario The Telegraph son muy elocuentes: “Quedó enterrado en ese momento; nunca ha habido una campaña de reedición adecuada que yo sepa. Entonces, si imaginas que hay un álbum perdido de Pink Floyd de la década de 1970 que nunca has escuchado, esto es algo así". Añade: “Aquí tenemos un álbum de la década de 1970 que tiene mucho de ese ADN... hay mucho de lo que asocias con el Pink Floyd clásico, especialmente a “Wish You Were Here”. El órgano Hammond, los leves acordes de jazz, su voz... todo está en este disco.” * Los primeros 7 ¾ minutos (o poco más) de “Wet Dream” están ocupados por ‘Mediterranean C’ y ‘Against The Odds’, dos temas que instauran varias de las líneas de trabajo a ser desarrolladas en el disco como un todo. El primero de estos temas mencionados está marcado por la suave parsimonia de los acordes de piano, a los cuales se suma una capa orquestal de sintetizador, la misma que traza el terreno  por el que los ornamentos armónicos de teclado y sintetizador se alternan en el enroiquecimiento de la atmósfera general. Cuando entran a tallar los aportes de la guitarra, el aura orquestal ve aumentado su señorío al modo de una cruza entre BARCLAY JAMES HARVEST y el PINK FLOYD de 1975. En cuanto a ‘Against The Odds’, se trata de una balada progresiva bastante conmovedora donde el lirismo gestado se pone al servicio de las vibraciones contemplativas exorcizadas por el canto de WRIGHT: “We’ve come through before, / Now we ask for more. / Seems to me we can’t escape at all. / Words have no meaning, / But, oh, such a feeling. / Can there be a way out of here?”. El fraseo final de la guitarra acústica es grandilocuente... E incluso nos hace desear que la canción durase un poco más, pero llega el turno de ‘Cat Cruise’, que es, lo adelantamos, nuestro tema favorito del disco. Exhibe una manifestación de fastuosidad, contenida pero imparable, a partir del empuje inicial de los dos temas precedentes. En lo básico, se trata de un viaje instrumental a través de elegantes y amables texturas donde el esquema temático, en la segunda mitad, intensifica su encanto con el beneficio que trae la ampliación del swing central; la batería es muy precisa a la hora de agitar las cosas dentro de los bien definidos confines melódicos creados para la ocasión, los cuales se preservan sólidamente bajo un patrón de romanticismo estilizado. La verdad que WRIGHT y sus compinches (en especial, Collins) se destacan en la comunión gestora de una ingeniería musical cristalinamente colorida. Todo un cénit del álbum. 
 
  

Summer Elegy’ ostenta un fulgor particular a la hora de retomar la magia introspectiva que signó a aquellos dos primeros temas del álbum, un fulgor más modesto y, si se quiere, una tonalidad más concisa. ‘Waves’ trabaja con un compás de blues para dar un nuevo giro de tuerca al tipo de envolventes pasajes melódicos y atmósferas serenas que él exploró tan fehacientemente en los discos de PINK FLOYD de los años 1973 y 1975. El rol protagónico del saxofón está apoyado confiadamente sobre los otoñales ropajes fabricados por los teclados (órgano, piano eléctrico y sintetizador) con una actitud cinematográfica. La segunda mitad del repertorio se abre con la pieza más larga del mismo: dura 6 ¼ minutos y se titula ‘Holiday’, siendo otra balada progresiva de corte introspectivo, esta vez conectándose levemente con el paradigma de ELTON JOHN. En esta ocasión, es la guitarra eléctrica quien pone el broche de oro al despliegue instrumental. La letra retrata una turbulencia interior que está en abierto contraste con la etérea calma de las bases de piano y el encuadre grupal. “How was I to know quite so soon / That dreams can turn a life around. / It seems there is no single way to live our days / Between these lines. / I know you see a man who’s not quite sure who he is / Or where he stands.” ‘Mad Yannis Dance’, a despecho de lo que pudiera insinuar la connotación festiva de su título, es un viaje de sonoridades cristalinamente etéreas que se arman dentro de una ingeniería melódica grácil y flotante sobre un compás de vals sinfónico. Los ornamentos del saxo soprano y las percusiones parecen traer consigo una brisa refrescante para el desarrollo temático. Vamos, que algo así no hubiese estado fuera de lugar en “Wish You Were Here”, o en su defecto, en un disco de THE ALAN PARSONS PROJECT, NOVALIS o ELOY.
 

Cuando llega el turno de ‘Drop In From The Top’, WRIGHT recrea una estrategia jazzera para que el ensamble explore los aspectos más relajados del art-rock dentro de un encuadre palaciego. Tal vez tengamos aquí el mejor solo de White en todo el disco, aportando acentuaciones blueseras a través de un refinado filtro progresivo que lo acerca más a un Martin Barre o un Jeff Beck que a un Eric Clapton. De hecho, su aparición resulta crucial a la hora de potenciar la musculatura del esquema melódico en curso. El penúltimo tema del disco porta el sugerente título de ‘Pink’s Song’: tal como dijimos en el primer párrafo, la letra es de la entonces esposa de WRIGHT. Última balada del álbum, su principal ornamento procede de las hermosas florituras de la flauta. Esta canción cumple con la misión de plantear un momento de relax entre las piezas precedente y subsiguiente. El cierre del álbum llega de la mano de ‘Funky Deux’, un instrumental metido en la onda del Euro-jazz con ribetes funky (no ajenos a cosas que aparecen ocasionalmente en la discografía de PINK FLOYD, aunque también podemos asegurar que hay más cercanía estilística con STEELY DAN). El groove tiene una soltura sobria y muy bien definida, siendo así que el saxo realiza una excelente labor: para hacernos una idea de a qué va esto, se acerca un poco a la faceta más serena de los PASSPORT de 1976-80 y un poco más a los FOCUS de 1978. Todo esto es lo que se gestó en “Wet Dream” a fines de los 70 y que no merece ser olvidado: esta reedición del año 2023 puede ayudar mucho a revivir la visión musical individual de RICHARD WRIGHT, un señor que aportó cosas muy relevantes a los PINK FLOYD de las mejores épocas, no dejó de aportar buenas ideas en el periodo post-Waters, y además, cuenta con un puñado de discos solistas más que decentes. Nunca es tarde para recuperar la experiencia de este disco: un mensaje de agradecimiento al más allá para RICHARD WILLIAM WRIGHT (28 de julio de 1943 - 15 de setiembre de 2008). 
 
 
Muestras de “Wet Dream”.-
Against All Odds: 
https://www.youtube.com/watch?v=fq081zNXtEQ


* El reportaje íntegro de The Telegraph se encuentra en este enlace: https://www.telegraph.co.uk/music/artists/rick-wright-pink-floyd-wet-dream-2023-feud/

Wednesday, March 06, 2024

THIERRY ZABOITZEFF: un nuevo pasaje en un largo trayecto



HOLA, AMIGOS DE AUTOPOIETICAN, LES SALUDA CÉSAR INCA.

Hoy tenemos la afortunada ocasión de presentar el nuevo trabajo fonográfico del maestro francés THIERRY ZABOITZEFF, quien además de tener una larga trayectoria solista como compositor y multiinstrumentista, es célebre por haber formado parte por mucho tiempo del colectivo ART ZOYD. 
“La Passage” es el título del disco en el cual nos detenemos ahora, habiendo sido publicado el pasado 9 de febrero con la coparticipación de los sellos WTPL Music y Monstre Sonore. El maestro ZABOIYZEFF formó parte de esa banda baluarte del RIO francófono que hemos mencionado antes tocando el bajo y el vionocello, mayormente, pero también hizo aportes a las percusiones, los sintetizadores, la guitarra y los efectos de sonido a lo largo de su membrecía, la cual duró entre el tiempo de su álbum debut Symphonie Pour Le Jour Où Brûleront Les Cités (1976) hasta Häxan (1997), o sea, estuvo allí tanto en la época inicial de centramiento en instrumentos de cámara con ideas surrealistas como en la ulterior etapa de predominio del futurismo maquinista. En su debut solista de 1984 “Prométhée”, ZABOITZEFF se hizo cargo de todos los instrumentos en su propia expansión particular de la fase futurista que se estaba iniciando en el mundo de ART ZOYD, y no fue hasta 1992 que este maestro volvió a lucirse con su segunda obra solista “Dr. Zab & His Robotic Strings Orchestra”. A inicios de los 80, colaboró en un tema de un disco de los legendarios belgas UNIVERS ZÉRO. Volviendo al disco “La Passage”, el buen THIERRY, compositor de todos los temas, ejecuta el bajo, los teclados, el cello, las programaciones y los tratamientos electroacústicos, además de hacer algunas vocalizaciones. El único otro músico es el trompetista invitado Jean-Pierre Soarez. Tras el proceso de grabación, ZABOITZEFF se hizo cargo de la de mezcla y la remasterización. A despecho de su relativa brevedad (no llega a los 35 minutos de duración), “La Passage” es una obra excelente que sabe dar un giro refrescante al ideal inmortal de la música progresiva que apunta hacia sus extremos más vanguardistas.


¿Y por qué decimos que es una obra excelente? Repasemos los detalles del disco para aclarar debidamente nuestra posición. ‘À La Poursuite Du Zoyd’ se encarga de dar el puntapié inicial a las cosas con una exhibición de capas de sonido siniestras donde los ornamentos orquestales y el punzante riff de bajo marcan la pauta para el bien definido motif central. Mientras se van sumando los teclados, la guitarra, los espectrales monólogos y los efectos sonoros, el vitalismo esencial de la pieza va ahondando a paso firme en las vibraciones tensas que brotan de su seno. Los aportes de la trompeta sirven para añadir un elemento fastuoso al asunto. Comenzó con un convincente cénit el disco. A continuación, sigue ‘La Forêt’, que con sus más de 14 ½ minutos de duración es la pieza más larga de este disco. Un calmo soliloquio (de autoría de François-René de Chateaubriand) nos introduce a un hermoso y sobrio pasaje de piano que pronto es acompañado por unas gráciles armonías de sintetizador, aunque se trata de un breve espejismo, pues pronto nos introducimos en un paraje surrealista donde la externa aureola reposada no puede negar el hecho de que oculta algo inquietante tras su ensimismado telón. Los teclados siguen marcando la senda temática, pero hay algo nuevo en su grisácea parsimonia que se explaya a través de los ruidos de gente que está organizando medidas de movilización. Y es a poco de pasar la frontera del tercer minuto que las orquestaciones de cello se hermanan con el piano para asentar el primer cuerpo central. Ostentando un impresionismo oscurantista que ocasionalmente deja algunos espacios efímeros para la calidez, la pieza va fluyendo a través de cauces expresivos marcados por un ambiente cinematográfico y un aura expectante. El segundo cuerpo central gana en densidad mientras sigue la senda trazada por el primero, mientras que el tercero se habrá de ubicar en un sector intermedio. El clímax final porta una frescura vibrante mientras redondea los recursos más señoriales que se han exhibido en algunos momentos precedentes. Los ruidos de la naturaleza con el protagonismo de los grillos es el epílogo perfecto. Otro momento culminante del disco.

‘Poster Boy’ nos brinda, por fin, una atmósfera amable donde lo lírico predomina con cristalina elegancia dentro de un enclave sónico donde lo electrónico y lo acústico interactúan en una maraña bien articulada.* El cuarto tema del repertorio lleva el peculiar título de ‘Twisted Zoydian Song’. Algo de la amabilidad expresiva de la pieza anterior persiste aquí, pero se nota que lo que predomina es un retorno a los climas inquietantes (capitalizados por los turbadores arreglos corales). Dado que hay varios pasajes marcados por un llamativo groove cibernético, el asunto no resulta tan tétrico ni tan lóbrego como en las dos primeras piezas del álbum; lo que sí hay es un vitalismo desosegado que, al revestirse de majestuosidad, proyecta un fulgor bizarro. Toco concluye con la pieza justamente homónima, la misma que ocupa un espacio de casi 5 ½ minutos. ‘Le Passage’ es una exploración de convergencias entre el chamber-rock y la electrónica de inspiración kraut, lo cual hace que el cierre del álbum adquiera un talante cósmico. La gentileza de las líneas de trompeta, los arreglos corales y los sencillos fraseos de guitarra acompañan a las meticulosas bases sintetizadas se abre a los cielos como una fuente de genuino fulgor contemplativo. Todo esto es lo que nos ofrece el veterano e incombustible crack de la vanguardia progresiva radical THIERRY ZABOITZEFF con “La Passage”, un nuevo pasaje en un largo trayecto de aventuras e investigaciones en los terrenos más complejos y osados de la música contemporánea. ¡¡Totalmente recomendable!!


* Esta pieza fue originalmente compuesta para el film de NATAHLIE BORGERS Fang den Haider.